Esa noche regresé a casa, cansado de
haber trabajado todo el día, de haber estado en la calle,
horas de horas, afanado en mil labores. Finalmente llegó la
noche y luego de cenar por ahí, volví a casa. El afán del
día me hizo olvidar mi situación. Al ingresar lo primero que
hice fue prender la luz del hall y tirar mi maletín al sofá.
Casi instintivamente iba a anunciar mi llegada con un “¡Hola
ya llegué!”; entonces caí en cuenta que no había nadie en mi
casa. En realidad no tenía por qué haber alguien, ya había
pasado tanto tiempo, casi dos años que yo estaba viviendo
solo. Seguramente mi mente me jugó un ardid y me hizo creer
que todavía ella estaba en casa, pero no, no había nadie.
Entonces, molesto y hastiado de tal situación, deprimido al
comprobar que la soledad me estaba matando poco a poco, me
metí a mi dormitorio para cambiarme y descansar.
Entonces lo vi, estaba encima del televisor, lugar al cual
yo lo había colocado justo después que mis amigas de la
academia me lo regalaron. Era el compañero silencioso y
callado que me había acompañado casi todo este tiempo. Era
mi dinosaurio electrónico.Me acerqué y le acaricié la cabeza,
aún sabiendo que sólo era un juguete robótico,supuestamente
insensible, hecho de silicona y un par de chips. Qué iba a
hacer, no había nadie en casa, lo más parecido a una
compañía era ese dinosaurio.“¿Cómo has estado querido
Dino?”. -Le dije, acariciándole la cabeza una vez más.
Prendí el televisor y me puse a ver las malditas noticias,
llenas de mentiras, sensacionalismo y violencia. Me cambié y
me metí a la cama, para intentar dormir. Tomé el mando del
televisor y lo apagué. Esa noche, ni las noticias, ni los
programas de ciencia ficción o las películas lograrían
esconder mis verdaderos sentimientos, me encontraba solo y
abandonado, con el corazón roto.
Entonces, cuando el televisor ya no emitía ninguna imagen,
ni sonido, y las luces estaban completamente apagadas, me
tapé con las frazadas, tan herméticamente como pude,e
intenté dormir. Supongo que habré estado entrando en el
sueño, intentando no pensar, tratando de olvidarlo todo. De
pronto, mientras me esforzaba en dormir lo más pronto
posible, una bella imagen de mujerincursionó en mi mente, de
manera suave como una brisa tibia de verano, como una
bendición, como un bálsamo, como un perfume floral que trae
el viento desde las regiones tropicales;su imagen se fue
configurando poco a poco, su gracia, sensualidad, su sonrisa
y frescura. Toda ella ingresó en mi sistema psicológico, con
cada segundo más vívidamente, casi como si realmente
estuviera presente. Era ella, la chica en quien había estado
pensando ya algunas semanas atrás. Esa noche se apareció tan
omnipresentemente y con tal fuerza que me asusté. “¡No puede
ser!”-Pensé-. Desde que mi mujer me abandonó, juré que no me
volvería a enamorar, que me dedicaría a la ciencia, al
trabajo y a llevar una vida disipada con la ayuda de mis
amigas, las bailarinas delos clubes nocturnos. Pero; esa
noche algo pasó, me puse a pensar en ella, sin poder
evitarlo. Entonces me forcé a dormir sin lograrlo, me
levanté, preparé un té caliente y tomé una pastilla para
dormir. Luego de una hora luchando contra mí mismo, tratando
de sacar su imagen de mi mente, finalmente, caí rendido y
profundamente dormido.Aquella noche dormí sin pausa ni
interrupción alguna.
***
Al día siguiente, desperté, no deseaba
levantarme de la cama, pues era la primera vez después de
meses, que soñaba toda la noche, síamigos lectores… ¡Toda la
noche! Soñé con la misma chica. Recorrí con ella los más
sublimes senderos del amor y viví las más tiernas aventuras
románticas. ¡No quería despertar! Quería que el sueño
continúe.Desperté poseído por un increíble sentimiento de
felicidad y deseos de vivir. No obstante, el despertar fue
como un baldazo de agua que me devolvió a la realidad. Ella
sólo estaba presente en mis sueños, en la vida real sólo era
una amiga, una ilusión.¡No sé en qué momento permití que
ingrese en mi corazón! Seguro me habría descuidado, habría
roto inconscientemente mi juramento de no volverme a
enamorar. Los últimos meses, conversé con ella, le invité
chocolates, le hice bromas y ella me correspondió con la
belleza y coquetería que sólo una mujer puede ofrecer. ¡Y no
me di cuenta!
Mientras me preparaba para tomar un baño y cambiarme para
volver a salir a la ciudad, pensaba que sólo era una ilusión,
un entusiasmo momentáneo, uno de esos caprichos de mi
corazón. Total, ella era una chica muy linda, porqué no
soñar maravillas de vez en cuando con una chica como ella.
Prendí el televisor para volver a ver las malditas noticias
matutinas. Subí el volumen, mientras metía los últimos
utensilios al maletín, buscaba mis llaves, el celular, el
USB y todas las cosas que uno utiliza para trabajar. Antes
de salir, apagué el televisor. Momentáneamente el ambiente
se inundó de un silencio absoluto. Pude darme cuenta de mi
estado emocional y entonces fui consciente de la verdad, en
ese momento supe lo que me estaba sucediendo,era un
sentimiento indetenible e irrazonable, tan fuerte como el
mar.
Me acerqué al dinosaurio electrónico y le acaricié la cabeza
repetidas veces, cual si fuera un gato, y le hablé
diciendo:“¿Y ahora Dino?… ¡Qué será de mí!”-Le dije riéndome
sonoramente de mí mismo, mirando su cara de incredulidad.
Salí apurado, pues me ganaba el tiempo.Mientras bajaba en el
ascensor, podía escuchar los fuertes latidos de mi corazón,
que me anunciaban lo que me estaba sucediendo, aunque mi
mente trataba de negarlo. Me había vuelto a enamorar
perdidamente.
FIN.
David Concha Romaña
2010
Fotografía: Arturo Sarramián. Salamanca. España.